Por anónimo.
Spot Ivan Rodriguez
En este país los
politiqueros corruptos y el sistema nos
han robado todo, todo… hasta la ilusión.
Ya deambulamos como almas perdidas por las calles de la desesperanza
resignados a sobrevivir, a soportar, arrastrando nuestra dignidad. No soñamos
con un futuro radiante para nuestros hijos o nuestras familias. Simplemente
esperamos la sobrevivencia. No tenemos
voluntad para un compromiso sino la voluntad de entrega, sin apenas protestar.
Iván Rodríguez,
mi excompañero de estudios, es una pequeña luz en este universo obscuro. Una
luz que pretende ser guía. La verdad, es un iluso. Un soñador que piensa llegar
al Senado exponiendo ideas, despertando almas dormidas, insuflando pasión. No
creo que lo consiga. Es difícil que convenza a muchos con ideas, cuando estamos
acostumbrados a vender el alma, a vender el voto y con este la dignidad.
¿Ideas? ¿Y eso qué es? Sólo entendemos de vender el voto, de apoyar los
corruptos porque soñamos en que algo nos caiga del festín de la miseria
nacional.
¿Ideas?
¿Dignidad? ¿Pasión? ¿Compromiso? ¿Honradez? Nuestra pequeñez moral es tal, que
ya ni sabemos qué significaban esas palabras, que insuflaban de amor, ira o determinación
a los abuelos. A los hombres y mujeres honrados de este país. Por ello no creo
que Iván Rodríguez salga elegido; sería una anomalía histórica.
Se comprometió a trabajar
por los más pobres, y de éstos, en especial por los más abandonados, por los
que no existen: los campesinos pobres y medianos propietarios rurales; por las
mujeres y niños que abonan día a día nuestra tierra con sus lágrimas y con sus
carnes, que se consumen víctimas de los atropellos de paramilitares,
guerrilleros, militares, terratenientes, y de cuanto abusivo se sienta con el
derecho a abusar de ellos.
Tiene todas las
probabilidades en contra. ¿Cómo puede competir invirtiendo en su campaña 50
millones contra candidatos de la oligarquía que gastan 2 y tres mil millones de
pesos? ¿Cómo puede competir contra oponentes llenos de mermelada hasta la
saciedad? ¿O contra un candidato que destila odio, que resume sangre y al que
muchos colombianos admiran por su estilo de matoneo? Lo veo difícil. Lo veo
difícil, casi imposible. Es la lucha de un David contra Goliat.
Gane o no, habrá
cumplido con un deber: enseñar que existen posibilidades para los colombianos
que soñamos con un mejor país. Y por eso, porque me da la ilusión Votaré por
IVÁN RODRÍGUEZ al senado, No. 37 en la lista del Polo.
¡Votaré por él
por agradecimiento, por despertarme la ilusión, por hacerme soñar!